La impaciencia, querer las cosas ya, sin admitir las demoras inevitables, es algo muy propio de los niños pequeños. Su sentido del tiempo es diferente al nuestro, no saben medirlo, y el periodo que transcurre desde que piden algo hasta que lo consiguen se convierte para ellos en una torturante eternidad. Acostumbrarse a tolerar ciertas frustraciones y retrasos inevitables forma parte del aprendizaje de la realidad de la vida, y es un adiestramiento lento y progresivo que tendrán que ir asimilando durante todo su crecimiento.
En este enlace podréis encontrar algunos consejos que pueden ayudar a los padres a enseñar a sus hijos/as a ser mas pacientes. Hacer clic en el enlace
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